Sen. - Oscar Senonez - Ilustrador: El Eternauta y yo

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domingo, 28 de noviembre de 2010

El Eternauta y yo

Los años 80 serán siempre mis preferidos, viví mi infancia en esa década :D.

En la época del gobierno de Alfonsin, hubo un tiempo en que había cortes de luz programados, y fue en esa época en que leí por primera vez "El Eternauta". La historia me atrapó desde el principio, se contaban detalles que la hacían mas real...lo que pensaban los personajes, sus conjeturas acerca de la "nevada mortal", sobre cómo sobrevivir dentro de la casa y la idea de construir un traje para poder salir y evitar que los copos de nieve los asesinaran. Recuerdo vividamente que cuando leí a uno de los personajes (Favali) decir: "...nuestro taller-laboratorio es de lo más provisto: DESDE LOS TIEMPOS DE LOS CORTE DE LUZ tenemos un equipo electrógeno que funciona con nafta..." ¡imaginense ustedes lo que fue para mi imaginación infantil leer semejante comentario! .
La historieta no solo era apasionante sino que además era PROFÉTICA!!...sentía que leía un comic que venia del futuro...que me estaba contando lo que ocurría dentro de algunos años :O.

Una buena historia siempre debería agregar esos detalles, que parecen insignificantes, pero le dan un contenido de realidad.

cuando tuve la oportunidad de conocer y charlar personalmente con Francisco Solano Lopez fue como ver al héroe de la infancia en carne y hueso.

Si mi memoria no me traiciona, fue cuando el comic de "El Eternauta" cumple sus 50 años que hubo, ni mas ni menos que...UNA NEVADA EN BUENOS AIRES!!... algo practicamente imposible...jajaja...claro, no era una "nevada mortal", pero era UNA NEVADA!...

Por estas cosas, tengo un gran afecto por este comic. Parte de mi infancia, de mis fantasías y mis anhelos de dibujar.

El Eternauta es y será uno de los comics mas extraordinarios jamas escritos.

Les dejo lo que escribiera Oesterheld sobre su obra:

"Siempre me fascinó la idea del Robinson Crusoe. Me lo regalaron siendo muy chico, debo haberlo leído más de 20 veces. El Eternauta, inicialmente, fue mi versión del Robinson. La soledad del hombre, rodeado, preso, no ya por el mar, sino por la muerte. Tampoco el hombre solo de Robinson, sino el hombre con familia, con amigos. Por eso la partida de truco, por eso la pequeña familia que duerme en el chalet de Vicente López, ajena a la invasión que se viene. Ese fue el planteo. Lo demás... lo demás creció solo, como crece sola, creemos, la vida de cada día. Publicado en un semanario, El Eternauta se fue construyendo semana a semana; había si, una idea general, pero la realidad concreta de cada entrega la modificaba constantemente. Aparecieron así situaciones y personajes que ni soñé al principio. Como el mano y su muerte. O como el combate de River Plate. O como Franco, el tornero, que termina siendo más héroe que ninguno de los que iniciaron la historia. Ahora que lo pienso, se me ocurre que quizás por esta falta de héroe central, El Eternauta es una de mis historias que recuerdo con más placer. El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe valido es el héroe en grupo, nunca el héroe individual, el héroe solo."

Prólogo al Eternauta. Héctor G. Oesterheld

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